Autobiografía y estilo

“Si el estilo es la persona, una obra esencialmente autobiográfica como la de Comín hace del estilo que la graba un reflejo cabal de su escribiente. No hallará quien la leyera mejor retrato del autor que esa manera tan cominiana de decir las cosas, trasunto de su singular modo de verlas. No hay que olvidar que Comín, a fuer de profeta, fue ante todo un agitador de conciencias y, como político, un colaborador intelectual de diversos movimientos sociales tendentes a resolver los problemas humanos gravísimos que produce el capitalismo como sistema social, económico y también político. Ambas dimensiones de su personalidad exigían una peculiar forma de expresión, alejada de todo teoricismo académico, en la que el tono directo y la llaneza elocuente nacen de una directa y llana implicación activa en lo que se dice. De ahí la unidad entre el sujeto dicente y el objeto de lo dicho. De ahí el profundo carácter colectivo y autobiográfico de toda su producción literaria.” (…) “Alfonso Comín se burla a menudo de los sabios de salón, de los sociólogos abstractos, de los universitarios hueros y pedantes. Incluso lo que por los años sesenta se llamó «intelectual comprometido» él lo entendía, de la mano de Mounier, como un intelectual práctico, que es todo lo contrario de pragmático, pues, como decía Ernest Bloch, su otro gran maestro, «un pensamiento no es verdadero porque sea útil, sino que es útil porque es verdadero».”